Una rivalidad se refiere el estado de dos personas o grupos que participan en una relación competitiva de larga duración . Las rivalidades deportivas están estrechamente vinculadas con el ritualismo asociado con los deportes. El ritualismo se refiere a «una serie de… actos o actuaciones iterados que son… famosos en términos ‘no codificados del todo por quien los lleva a cabo’; es decir, están imbuidos de significados externos a quien los ejecuta» .

Una rivalidad se refiere el estado de dos personas o grupos que participan en una relación competitiva de larga duración. La rivalidad se refiere pues al espíritu de «uno contra el otro» entre dos bandos que compiten. La relación misma puede también denominarse «una rivalidad», y cada participante o bando es rival del otro. Al principal rival de una persona se le puede llamar su archirrival. Las rivalidades pueden definirse como «un proceso de categorización perceptual en el que actores identifican qué estados son competidores suficientemente amenazantes».[2]​ Para que la rivalidad persista, en lugar de que resulte en un dominio perpetuo por una de las partes, debe tratarse de «una relación competitiva entre iguales».[3]​ El politólogo estadounidense John A. Vasquez ha afirmado que la igualdad de poder es un componente necesario para que exista una rivalidad verdadera, pero otros teóricos han cuestionado tal elemento.[4]

Deportes

A menudo, las rivalidades deportivas están estrechamente vinculadas con el ritualismo asociado con los deportes. El ritualismo se refiere a «una serie de… actos o actuaciones iterados que son… famosos en términos ‘no codificados del todo por quien los lleva a cabo’; es decir, están imbuidos de significados externos a quien los ejecuta».[29]​ Toda persona que participa de alguna manera en un evento deportivo se hace parte del ritualismo asociado con los deportes. En el fútbol, por ejemplo, los equipos se reúnen antes de cada partido para calentar, los entrenadores se dan la mano, los capitanes determinan quién va a recibir el balón primero, todo el mundo se pone de pie durante el himno nacional, los hinchas se sientan en áreas específicas, hacen ciertos gestos con las manos durante todo el juego, usando prendas específicas asociadas con el equipo y tienen las mismas prácticas posteriores al juego, cada juego de cada temporada de cada año.[30]​ : 72 Es a través a esta constancia de jugar contra los mismos equipos cada año que «estas rivalidades han demostrado una notable capacidad de permanencia».[30]​ : 49–50 En particular, es el impulso de la sociedad por alterar tales rituales originales lo que inicia rivalidades. Para Horst Helle, «la sociedad necesita una relación cuantitativa particular de armonía y desarmonía, de asociación y competición, de favor y desfavor, para poder tomar forma de una manera específica».[29]​ La sociedad se ve atraída hacia esto en los deportes porque es una característica principal de la vida cotidiana, que puede verse en las rivalidades religiosas históricas, tal como en el ejemplo contemporáneo de sectarismo en Glasgow. Dentro de un área, las diferencias entre dos tipos de personas pueden motivar el inicio de una rivalidad. La competición y el apoyo mantienen viva la rivalidad.

En los deportes, la competición pone a prueba quién tiene mejor habilidad y destreza a la largo del juego. Muchas rivalidades persisten debido a que la competencia ocurre entre equipos que tienen habilidades similares. Por su parte, los espectadores gravitan hacia las rivalidades competitivas porque son interesantes de observar y porque son impredecibles. La sociedad sigue las competiciones porque éstas influyen en «la unidad de la sociedad». Ser fiel a un equipo que tiene una rivalidad genera un sentido de pertenencia a una comunidad de seguidores que esperan que gane el equipo al que apoyan. Los hinchas de ambos equipos diferentes no se sientan unos junto a los otros porque esto molesta a la comunidad. De manera similar, la competencia muestra una forma indirecta de lucha o batalla.[31]​ En tanto la sociedad no tolera la lucha directa como una manera apropiada de conseguir algo, el deporte constituye la forma más pasivo-agresiva de luchar. Gracias a que se trata de una práctica aceptable, muchos son partidarios de la competencia, en tanto las competiciones ofrecen una vía para que la gente participe en una rivalidad sin las consecuencias de una pelea física. Con todo, cuando la competición no es suficiente en los deportes y las tensiones son altas, es posible que surjan peleas.[31]

El periodista deportivo estadounidense Glenn Gilbeau codificó los factores esenciales para que nazca una rivalidad deportiva en los Estados Unidos. Según Gilbeau, para ser considerada una rivalidad, la competencia requiere:

  1. Odio verdadero de ambos bandos, y no sólo un complejo de inferioridad de parte de un grupo de seguidores.
  2. Proximidad: mientras más cercanos los equipos, mayor rivalidad.
  3. Cada equipo necesita tener una temporada ganadora. De lo contrario, el equipo con más victorias no tomará en serio al otro equipo.
  4. Una «historia». Las rivalidades a corto plazo parecen irrelevantes.
  5. Si bien no es esencial, es importante para el factor de «odio» la importancia a nivel nacional (en el caso de equipos universitarios). De lo contrario, es posible que a nadie más le importe.[32]

Efectos

Las rivalidades pueden aumentar la motivación, llevar a hacer mayores esfuerzos y a un mejor desempeño.[33][34]​Pueden asimismo contribuir a más comportamientos de riesgo entre participantes y aumentar la propensión a comportamientos poco éticos.[35][36][37][38]

Tales diferencias pueden llevar a una mala toma de decisiones por parte de grupos e individuos que ocurriría de otro modo sin tal rivalidad. Ejemplos examinados en la literatura incluyen los ataques de 1994 por parte de la patinadora artística Tonya Harding contra su rival Nancy Kerrigan, la admisión ante un tribunal por parte de la aerolínea British Airways de haber participado en una serie de prácticas antiéticas contra su rival comercial Virgin Atlantic (que incluyeron el robo de datos confidenciales y la difusión de rumores sobre el director ejecutivo Richard Branson), o el sobrepago hecho por Boston Scientific en su adquisición de Guidant (llamada la «segunda peor» adquisición de la historia), como resultado de su puja contra su rival Johnson & Johnson.[12]​ [39]​ En el caso extremo, la competencia entre rivales «tiene cierta probabilidad de escalar a daños físicos».[5]

https://es.m.wikipedia.org/wiki/Rivalidad#:~:text=En%20relaciones%20heterosexuales%2C%20el%20rival,ser%20imaginario%2C%20sospechado%20o%20real.

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